Años atrás... cuando estudié la carrera tuve un profesor que repetía una frase de las que te hace pensar. Decía que con una pizarra y unas tizas podría dar clases a cualquier persona en cualquier parte del mundo. Y hasta cierto punto tenía algo de razón. Pensad un poco en vuestra escolaridad... ¿recordáis algún aula sin pizarra? Es algo que siempre está presente y que necesitamos para apoyar nuestras palabras.
También recuerdo cuando era pequeña la ilusión que nos hacía estar encargados de la pizarra o, cuando mi padre daba clases particulares, lo predispuestos que estaban sus alumn@s a hacer los ejercicios si era en la pizarra... Y, más tarde, en mi primera experiencia como maestra, sonrio al recordar cómo mis niñ@s de infantil decoraban la pizarra de clase (puesta a su altura) con miles de colores. No sabría explicar por qué pero creo es un recurso motivador en sí mismo.
A pesar de todos estos recuerdos positivos reconozco las desventajas del uso de la pizarra como el molesto polvo de la tiza, los puntos muertos que se dan dependiendo de la luz o la imposibilidad de adaptarla a las necesidades de alumnos, por ejemplo, con deficiencia visual.
Pues bien, ahora esta compañera de fatigas docentes y estudiantiles se reinventa y aparece una nueva versión... LA PIZARRA DIGITAL.
Después de haber tenido la oportunidad de utilizarla puedo decir que tenemos una nueva fuente inagotable de apoyo a nuestra labor. En mi opinión las pizarras digitales ofrecen una serie de ventajas como pueden ser: resultan atractivas para el alumnado, pueden ser utilizadas conjuntamente por varios usuarios, permiten guardar pantallas, acceden a gran cantidad de información, facilitan la comparación de resultados, adaptan su tipografía a las necesidades del momento, etc.
Abro ahora una rueda de opiniones y preguntas y os dejo dos enlaces que me han parecido interesantes y muy útiles:
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