Tras la lectura de los artículos
me surgen una serie de reflexiones que me gustaría compartir ahora.
En primer lugar la importancia de centrar nuestra visión en la persona; es decir, no poner el acento en lo que no puede hacer (discapacidad) si no en su proyecto de vida. Esta afirmación con la que estoy plenamente de acuerdo choca con un currículum cerrado y muy predeterminado que aún se centra en contenidos a adquirir. Un paso adelante a mi parecer fue la inclusión en el currículum de las competencias, básicas en un primer momento y clave ahora, aunque a mi parecer aún falta mucho camino por recorrer en el sentido de saber aplicarlas en el quehacer diario del aula para que sean nuestra auténtica referencia de enseñanza.
Otro aspecto que me gustaría destacar es el de la necesidad de informes donde se incluyan otro tipo de resultados, no sólo clínicos en busca de tratamiento, sino también de conductas adaptativas y prioridades personales. Tal vez esta reflexión surge cuando este curso tengo que hacer informes fin de etapa de dos alumn@s de 16 años que han pasado casi toda su escolaridad en un Aula Abierta. Ahí veo las diferencias entre zonas en lo referido a recursos que ofrecer y el tipo de intervención que ofrece esos recursos y vuelvo a pensar en aquéllo de las competencias.
Y es que, como dice Tamarit en sus artículos, la calidad de vida de la persona esta relacionada con el poder de participación y el poder de decisión; pero ¿estos aspectos están recogidos en el currículo? ¿en qué momento y relacionados con qué temas?
De todo ello sigo pensando que las COMPETENCIAS CLAVE es el camino que debemos seguir, por eso aporto un enlace del Gobierno de Canarias (sitio de referencia en mi labor) sobre cómo introducirlas en nuestra práctica diaria:
http://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/tamadaba/2011/09/30/como-podemos-introducir-las-competencias-basicas/
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